A veces cierro los ojos y vuelvo a aquel verano. Aún respiro el aire fresco de la montaña cuando aún el rocío bañaba las plantas. Aún escucho lo que dice el viento cuando intento dormir a altas horas de la noche. Aún sonrío e insisto para que te quedes en tu saco de dormir y no me lo des sólo porque estoy tiritando. Aún recuerdo aquella noche en la que me dedicaron una canción por primera vez en mi vida. Aún recuerdo el adiós, cómo las lágrimas brotaban de tus ojos como las flores brotan de las plantas en primavera. Aún recuerdo todas las madrugadas de llamadas de teléfono. Aún te recuerdo, amigo mío, cuatro años después.
Créeme cuando digo -y no tengo miedo de gritarlo- que ojalá no hubiera sucedido de esta forma. Ojalá hubiera podido disfrutar de la sonrisa más positiva que jamás conoceré. No es que piense que la vida es injusta, es que aún sigo sin asimilarlo. Aquí me tienes, segundo año y sigue clavado en mí. Lo peor no es que pasara, por desgracia no eres el primero que abandona esto para, quién sabe, encontrar algo mejor. Lo que sigue en mí es el no haber estado cuando debí, el haber girado mi espalda, el haber sido indiferente. Lo siento, lo siento tanto que me mata.
Tengo por seguro que si ahora me dijeran que puedo cambiarme, que es posible que estuviera yo en tu lugar en aquel momento, lo haría. No tardaría ni dos segundos en aceptar la propuesta. Pero me temo, amigo, que no puedo. Me hubiera gustado tener la fuerza suficiente como para seguir por ti y por mí, pero una vez más soy débil, y no puedo. No creo que jamás pueda conseguirlo. ¿Me perdonas también por esto?
Desde que te fuiste no puedo escribir nada más que el dolor y el pesimismo que me inunda. Día tras día he intentado encontrar algún motivo alegre que me lleve a escribir como solía hacerlo, pero ahora sé que es imposible, y que jamás volveré a hacerlo. Sólo puedo vivir pidiendo perdón por lo que hice, a ti, quien me abrió por completo su corazón. Siento haberlo arrancado y pisado. Espero que allá dondequiera que estés llenes cualquier pena de alegría, como siempre hiciste aquí.
Ojalá no tarde en unirme a ti para decirte todo esto cara a cara.
A ti, Diego.